miércoles, 14 de octubre de 2015

La absurda tolerancia del la Izquierda con el nacionalismo

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Hoy he decidido retomar este blog para hablar de un tema que debería preocuparnos. La Izquierdas siempre ha tenido una absurda tolerancia hacia una de las ideologías más perniciosas, reaccionarias y lesivas para la clase trabajadora que existen, a saber, el nacionalismo.

En muchas ocasiones me he preguntado el porqué y la única explicación que se me ocurre debemos buscarla una vez más en la dictadura franquista. Como bien sabemos, la derecha en España pronto se adueñó de la idea de nación española como modelo de rectitud, monarquía, tradición, religión... relegando al obstracismo la idea liberal francesa que se intentó instaurar en nuestro país en el siglo XIX. El régimen de Franco ahondó en este modelo nacional español y desde entonces todo lo que suena a España suena a "facha" y todo lo que suena a nacionalismo periférico suena a "progre".

Han pasado ya más de 40 años desde que la dictadura terminó en nuestro país, sin embargo, un gran sector de la derecha , todavía sigue haciendo guiños al franquismo, lo que no ayuda en absoluto a quitarnos el complejo al que antes he hecho referencia.

Por supuesto que desde la Izquierda tenemos que huir de ese trasnochado nacionalismo español que tiene sus orígenes en una fracasada revolución liberal que no supimos hacer triunfar en España. No obstante, debemos ser conscientes de que hay otras clases de nacionalismo, por ejemplo el nacionalismo (o patriotismo) constitucional al que se ha referido en muchas ocasiones Habermas. Un nacionalismo basado en valores democráticos, progresistas y solidarios y alejado de banderas, consignas y tradiciones.

La unidad de España debe ser un principio fundamental para cualquier persona que se considere progresista, pero no porque España deba ser "una, grande y libre", sino porque representa un espacio de democracia, pluralismo y solidaridad que jamás se debe romper.

El nacionalismo trasnochado (español o periférico) confunde, divide y enfrenta a una clase trabajadora que debe entender que su única posibilidad de sacar adelante sus intereses es mediante la unión en espacios territoriales lo más amplios posibles.

Si la Izquierda sigue permitiendo que el nacionalismo cobre fuerza, en vez de enfrentarlo con todas sus fuerzas, el resultado es fácil de adivinar.



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