La última prueba de que la Democracia está en franco retroceso es la avalancha de gobiernos "tecnócratas" que se avecinan. A los mercados ya no les es suficiente con que los gobernantes elegidos democráticamente hagan lo que ellos ordenan, sino que necesitan que las riendas de los gobiernos sean dirigidas por "uno de los suyos".
Supuestamente un "tecnócrata" es una persona que tomará las decisiones en función de unos criterios técnicos al margen de la política, sin embargo, esto resulta complicado de creer, ya que la técnica económica al igual que las personas y en general casi todo en esta vida, está fuertemente impregnado de ideología y por lo tanto de política.
Es decir, los mercados han elegido a alguien que va a poner en marcha una serie de medidas que ellos entienden necesarias desde su concepción neoliberal de la economía, dejando al margen otros planteamientos mucho más progresistas, redistributivos y solidarios que también cuentan con un importante cuerpo "teórico-técnico", es decir, podrían haber elegido a un "tecnócrata" que compartiera estas visiones, pero me temo que esto no va a ser así.
En definitiva, una vez más, nos encontramos con la imposibilidad de plantar cara a la concepción dominante de la sociedad, la neoliberal. Desde mi punto de vista (ya repetido muchas veces en este blog), esta imposibilidad viene provocada porque las concepciones neoliberales están posicionadas a nivel planetario (piensan, planifican y actúan sin tener en cuenta a los Estados), su visión es global y por lo tanto cuentan con ventaja, ya que su visión antagonista actúa a nivel nacional y/o regional. La batalla está perdida de antemano.
La Democracia de ámbito estatal/regional no sirve, sus decisiones son soslayadas por los mercados y son fácilmente manipulables e incluso los gobiernos democráticamente elegidos pueden ser fácilmente sustituidos por "tecnócratas".
Una vez más, la solución está en convertir la democracia nacional por lo menos en europea, sin esta dimensión será prácticamente imposible hacer nada por frenar a los mercados que nos gobiernan y rigen nuestros destinos.
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