martes, 23 de noviembre de 2010

EL FIN DE LA SOBERANÍA O EL TRIUNFO DEL NEOLIBERALISMO

Lo que está ocurriendo estos días con el "ataque de los mercados" a países "soberanos" resulta tremendamente esclarecedor de la situación política internacional. Lo que ocurrió con Grecia y está ocurriendo ahora con Irlanda y puede que con Portugal es un síntoma claro de que ya no son los gobiernos los que toman las decisiones. El concepto clásico de soberanía se ha diluido como un azucarillo en una taza de té. Los países han perdido su capacidad de adoptar decisiones soberanas y simplemente se limitan a gestionar más o menos acertadamente los envites de la economía.

Creo que con lo que está ocurriendo estos días, ya no necesitamos ninguna prueba más de que las teorías neoliberales tienen el control absoluto del planeta. El viejo lema laissez fairelaissez passer tiene ahora su máximo alcance. Los liberales del XIX que permitieron en aras de estas teorías el trabajo de niños en minas de carbón, estarían muy orgullosos de lo que han conseguido sus sucesores. No sólo hay niños trabajando en todo el mundo, sino que en el "primer mundo" también estamos llegando a ver situaciones escalofriantes de precariedad social.
Ante este panorama la Socialdemocracia se muestra impasible, como si estuviera noqueada y no supiera cómo reaccionar. Todavía no somos conscientes de que nos enfrentamos a la mayor amenaza jamás sufrida. Si no reaccionamos de una manera contundente y definitiva, me atrevería a pensar que estamos al final de un ciclo que podría propiciar incluso nuestra desaparición como movimiento político, ya que cuando no somos capaces de ofrecer respuestas que encajen en las necesidades más esenciales de la humanidad, nuestra razón de ser, habrá desaparecido.
Por favor compañeros, actuemos de una vez. El diagnóstico es claro: El neoliberalismo se ha globalizado y ha impuesto su doctrina. La receta es clara, globalicemos la Socialdemocracia y plantemos cara al egoísmo y la desregulación. Empecemos por Europa. El PES debe ser ya una realidad. El tiempo se nos acaba.

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